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Cáncer de testículo

Consiste en un cáncer que se desarrolla en uno o ambos testículos. Más del 90 por ciento de los cánceres de testículo se desarrollan en las llamadas “células germinativas”. Dentro de este tipo de cánceres, existen 2 subtipos principales: seminomas y no seminomas. La mayoría de los cánceres de las células germinativas testiculares comienzan como una forma no invasiva (sólo afecta a la superficie del testículo en sí) llamada carcinoma in situ. Aproximadamente unos cinco años después, este carcinoma degenera en la forma invasiva, penetrando en los tejidos adyacentes y propagándose a otras partes del cuerpo humano.

Causas del Cáncer de testículo

  1. La criptorquidia. En condiciones normales los testículos formados en el abdomen, emigran hasta el escroto. Pero en el caso de sufrir criptorquidia los testículos del feto no descienden hasta el escroto desde el abdomen. En otros casos, el testículo comienza el descenso, pero queda trabado en el área de la ingle.
  2. Una historia familiar de cáncer testicular. Es un tipo de cáncer que se suele presentar en varios casos de la familia, casi nunca sólo en un individuo de la misma.
  3. La profesión puede ser un factor de riesgo, si es que el individuo se ve expuesto continuamente a ciertos productos químicos (carbón, petróleo, gas, curtidos, licores, etc...) o si se expone de forma prolongada a temperaturas de frió o calor extremas.
  4. El riesgo de padecer este tipo de cáncer es mayor entre los infectados por el HIV, o que han desarrollado el sida. Otras infecciones no se han podido relacionar, como tampoco el hecho de haber padecido lesiones testiculares.
  5. El carcinoma in situ no produce masa ni provoca síntomas, pero casi siempre deriva hacia un cáncer. Asimismo, el hecho de haber desarrollado cáncer en un testículo es un factor de riesgo alto de desarrollarlo en el otro testículo.

Síntomas del Cáncer de testículo

Muchos tipos de cáncer de testículo no manifiestan síntomas claros hasta llegar a las etapas en que ya se ha producido la propagación del mismo a otros órganos; e incluso en otros casos la sintomatología puede llevar a confusión con otras enfermedades diferentes.

  1. El síntoma más claro es la aparición en un testículo de una masa o abultamiento que no suele causar dolor ni incomodidad; o un estiramiento o hinchazón en la zona testicular. Otra sintomatología es la sensación de pesadez o dolor en el abdomen inferior, o en el escroto.
  2. El crecimiento de las mamas (ginecomastia) es un síntoma que muy pocas veces se suele encontrar. Tal crecimiento se debe a que ciertos tipos de tumores segregan altos niveles de la hormona gonadotropina coriónica, que afecta al desarrollo de las mamas.

A veces no se presenta ninguna sintomatología, detectándose la enfermedad tan sólo como consecuencia de las exploraciones motivadas por otra patología. También existen muchas patologías muy diferentes de las cancerosas que pueden producir sintomatologías parecidas a las del cáncer testicular. La inflamación de los testículos (orquitis) puede resultar dolorosísima. Esta enfermedad está causada, entre otras, por infecciones bacterianas o virales; un factor de riesgo puede ser la contracción de una parotiditis durante la etapa adulta.

Prevención del Cáncer de testículo

La atención de seguimiento es importantísima tras el proceso de tratamiento.

Las pruebas más frecuentes son los análisis de sangre (para estudiar ciertos niveles de proteínas) que ayudarán al enfermo a detectar la posibilidad de una recidiva, una metástasis o la aparición de un nuevo tumor. Igualmente se le realizarán pruebas radiológicas, tomográficas, etc. Con el mismo objeto. Es esencial que el enfermo haga un especial esfuerzo para acudir a todas las revisiones con el especialista, siguiendo aquél al pié de la letra todas las indicaciones de éste. Si se observa cualquier tipo de síntoma nuevo o recurrente, se deberá acudir de inmediato a la consulta.

Tratamiento inicial del Cáncer de testículo

El tratamiento inicial es la exploración quirúrgica testicular por la vía inguinal. El urólogo decidirá en ese momento si es necesario realizar una biopsia intraoperatoria antes de extirpar los testículos. La cirugía consiste en la extirpación de todo el testículo, el epidídimo y el cordón espermático.

Pasos a seguir

El patólogo establecerá de qué tipo de tumor se trata. En la mayoría de los casos el tipo histológico se denomina seminoma. Los otros tumores, denominados no seminomatosos, tiene diferentes estirpes histológicas, carcinoma embrionario, tumor del saco vitelino, teratomas, coriocarcinomas.

Existen diferentes factores pronósticos que serán analizados con el urólogo para determinar si es necesario un tratamiento posterior.

Clasificación de los tumores testiculares

  • Estadio 1 es aquel que está enteramente confinado al testículo.
  • Estadio 2 es aquel que ha involucrado los ganglios del abdomen.
  • Estadio 3 es aquel que se ha extendido más allá de los ganglios del abdomen o que presenta metástasis en órganos no ganglionares, como el hígado, pulmones o cerebro.
  • Posibilidades de tratamiento de los tumores testiculares

    El tratamiento variará de acuerdo al tipo de tumor y estadio del mismo. Las opciones, que se discutirán con el urólogo caso por caso, pueden variar entre:

    1. Control o vigilancia: control muy estricto en algunos tumores estadio 1, ya que existe la posibilidad de curación solamente con la extirpación del testículo.
    2. Linfadenectomía retroperitoneal: consiste en la extirpación de los ganglios linfáticos ubicados en el retroperitoneo.
    3. Quimioterapia: consiste en la administración de drogas que actúan sobre las células tumorales existentes en el organismo. Se realiza especialmente en estadios avanzados y, por lo general, la curación es alta.
    4. Radioterapia retroperitoneal: Se utiliza especialmente en casos de seminomas, ya que este tipo histológico es muy radiosensible.

    Secuelas que se pueden tener luego del tratamiento de los tumores testiculares

    La extirpación testicular es totalmente compensada por el otro testículo, por lo que no existirán trastornos hormonales.

    Temporariamente puede existir una alteración de la calidad de los espermatozoides, que en general mejora con el tiempo. En aquellos pacientes que requieren quimioterapia, es aconsejable obtener muestras de semen para el banco de esperma, ya que este tratamiento afecta la producción de espermatozoides, que por lo general mejora a partir de los 2 años del tratamiento. Lo mismo es aconsejable en los casos de radioterapia. Por otra parte, los pacientes a los que se les indica una linfadenectomía retroperitoneal pueden quedar con un trastorno eyaculatorio que les impida la emisión de semen.

    Estas posibilidades son menores con ciertas técnicas quirúrgicas.